jueves, septiembre 20, 2007

El tren

El tren

concretamente
nada sucede
lo que sucede es ese tren descarrilando en mí
constante, sostén
una así
otra asá
y así, y asá
rostiza en el punto de mayor
calentamiento
pero no sucede nada alrededor
ni una chispa
podría volverme loca


volver distinto, grande
al camino conocido, hipertransitado
es al final un paseo
luego del receso
un haber del conocimiento
sorpresa al fin
saber dónde están guardadas las cosas
no tiene precio
ponerle precio a ese conocimiento
un precio para mí
igual a un paseo
en una tarde de invierno de sol
vuelvo
tranquila
como quien ejecuta una comedia
sana, afectuosa, sin torta o masas
o regalos que no pude elegir
vuelvo
porque sí
para pasear, cumplir, tener un rol,
¿podría pasear más, sin excusas?
¿pasear por pasear, como un castigo?
¿Cuándo ocurre el paseo?
Algo no se resigna,
ni pinta o sí
pinta como fondo, base, lo dado.


y qué de lo real
puedo yo
como entrenar en este tren
de desvíos de pedregullo
festival de tangentes
aumenten, cimenten
una alegoría de todo lo posible
en ese mar inmiscuido
cómo es que chocan las palabras con las rocas
cómo es que salpican
qué hay de la experiencia extrema
del exterminio
el exterminio en uno crece
lo importante renuncia
un poco de luz solar
nos distrae, su calor
como siempre, no soy conciente
de qué estoy hablando, hoy

que estreno potestades
hoy todo es este tren postrado
imparable, que se suma
choque tras choque
un mar
trago tras trago
el agua
tan salada
aburre, da naúseas
cuál es el hueco del placer?
el ruido?
bordaremos el cuento?
abordaremos la cuestión?
no hay pastillas, no hay abono
siete locos no, patrias o parricidas tampoco
solo el péndulo sonriente
y no veo nada a mi alrededor
todo recorrido es ficticio
aquello que registro, soez, es un insulto
y una cuerda para tender, palabras
rápidos posgrados de textos
engrampados por broches
tren de trenes
una delusión grave
otoñal casi
crujiente, interminable
comamos la pancarta
y el pútrido aceite del servicio


como una plancha de hierro
sé que va a doler el porrazo
el agua está fría, helada
el sol no acaba de salir
no se mueve, no lo veo moverse
la inminencia
el límite
el fin del plano
y el abismo
el comienzo del aire, el vacío
el salto
todo ese frío y ese
cuerpo distinto
tan cómodo de repente
incómodo
ser el obelisco o el hueco
no puede ser indistinto
esa distinción
atroz
es la impaciencia, la inminencia y su través.




Tomados al azar de mi cuaderno de trabajo. Todos de este año.

6 comentarios:

XAVIER DUARTE ARTIGAS dijo...

PARA ROMINA:
CON TODO RESPETO Y CONSIDERACIÓN HACIA TI, DIGO QUE PARA ESCRIBIR UN TREN COMO TÚ LO HAS ESCRITO, DEBE PARTIRSE DE UN LUGAR EN EL ALMA QUE SE PARECE AL DOLOR; ES ESTE UN VIAJE EN TODA SU MADUREZ, DE QUIEN CONJUGA ARTE Y VIDA.
UN ABRAZO DE XAVIER.

ECADEQUEIROZ dijo...

me re van tus poemas, nena!!!
ahh, y no, no nos conocemos, creo, salvo q vos andes por los pasillos de economicas.


beso

Anónimo dijo...

La idea del viaje es un imagen recurrente dentro de la poesía, pero no así el vehículo que nos conduce en aquella marcha. Creo que ahí está la fortaleza de estos textos.

Hablando de este romántico medio de transporte, útil también para el viaje interno, te invito a buscar en Internet el poema “El tren” de Marylin Roque (cubana).

Un abrazo

natalia acosta dijo...

Simplemente me gustó lo que escribís. ¡Qué buenolo de "Frescos"!
Te invito a los duelos de merengue en mi blog.
www.algunalaguna.blogspot.com
Un abrazo

juan dijo...

muy bueno tu blog romina,soy juan borges, espero tu visita x www.nocheroja.blogspot.com

Javier Galarza dijo...

el salto, de construcción de largas implicancias... gusto de encontrarte romina. me gustar{ia contar en mi espacio con tu opinión sobre la escritura. el debate da para mucho. saludos.